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Direcciones internacionales: consejos para afrontar la complejidad

Las direcciones juegan un papel fundamental en las actividades de gestión de datos de cualquier organización. Son un elemento clave en los datos de localización, dado que permiten a las empresas ubicar a sus clientes, tanto actuales como potenciales, venderles sus productos o servicios y comunicarse con ellos. Sin embargo, contar con direcciones correctas constituye un gran desafío, sobre todo para empresas que operan a escala mundial.   

Por eso, en esta serie de nuestro blog hemos decidido abordar el tema de las direcciones globales. De la mano de nuestro especialista en productos, Chris Harman, y nuestro experto en direcciones, Graham Rhind, nos adentraremos en el complejo mundo de los formatos postales en el ámbito internacional. Analizaremos la complejidad y las sutilezas de las direcciones internacionales y te presentaremos la tecnología y las soluciones que permiten afrontar los desafíos que estas que suponen.  

Por qué es importante contar con datos de direcciones de calidad

Hay muy pocos casos en los que los datos de direcciones sean irrelevantes o en los que su calidad y exactitud no sean claves. Una dirección correcta agiliza el proceso de pago, contribuye a la prevención del fraude, mejora la experiencia del cliente y facilita el comercio internacional. 

Si los datos de direcciones de tus sistemas son de mala calidad o permites que la calidad de tus datos de direcciones se deteriore, esto repercutirá negativamente en tus servicios, tu relación con tus clientes y, en consecuencia, en tu volumen de negocio. 

Direcciones internacionales: una breve panorámica

Hoy en día existen 249 países y territorios y se hablan unos 7 117 idiomas en todo el mundo. 

Generalizando mucho, puede decirse que existen unos 130 formatos de direcciones postales, lo que ya supone un gran reto para cualquier empresa. Sin embargo, cuando estudiamos detenidamente los formatos estándar de cada país, nos damos cuenta de que existen centenares de variaciones y de pequeños detalles que pueden conllevar aún más dificultades. 

En la mayoría de los países, las direcciones se crean a partir de las políticas, las decisiones y las contribuciones del gobierno y otros entes. Por lo general, las gestiona una sola organización, que suele ser el servicio postal nacional. Los gobiernos estatales o regionales definen los términos municipales, mientras que los servicios postales suelen crear sistemas de códigos postales. 

La nomenclatura de las calles y la numeración de los portales acostumbra a recaer en los ayuntamientos. Aunque la mayoría de ellos se ciñen a los formatos y las pautas comúnmente aceptadas, siempre hay algún funcionario que da rienda suelta a su creatividad inventándose sistemas de direcciones que crean confusión incluso entre los lugareños. 

Cabe destacar que muy pocos países cuentan con un formato estándar de direcciones postales. En la mayoría de las regiones del mundo se usan formas distintas para describir una ubicación, como el nombre de los barrios, los puntos de interés o las indicaciones para llegar a cierta ubicación. Como te imaginarás, esto puede llevar a muchas confusiones. 

Desde Loqate solucionamos este problema seleccionando cuidadosamente los datos internacionales más completos y cruzándolos con un sinfín de fuentes postales, geoespaciales y locales. Nuestro sofisticadísimo motor coteja y verifica dichos datos para garantizar la mayor precisión posible en las direcciones capturadas y propuestas. El resultado son datos de direcciones verificados, que están normalizados, enriquecidos y estructurados según el formato local más adecuado. 

¿A qué nos referimos con “complejidad”?

Las direcciones pueden resultar engañosas. Incluso los sistemas que parecen más sencillos pueden presentar complicaciones. Tomemos como ejemplo las direcciones de los Países Bajos: contienen solo cuatro (o a veces cinco) bloques de información por dirección. A primera vista parecen sistemáticas y bien estructuradas.  Sin embargo, todavía pueden conllevar dificultades. 

Observemos este ejemplo de una dirección típica de los Países Bajos: 

Plein 40-45 40-IIIa
1000 CA AMSTERDAM

A primera vista no parece muy complicada, ¿verdad? Pues no es tan sencilla como parece. Alguien que no esté familiarizado con este sistema podría pensar que la calle se llama “Plein”. Sin embargo, esta palabra significa “plaza”, y en realidad son los números “40-45” los que indican el nombre de la calle, al hacer referencia a los años 1940-1945. El segundo “40” es el número del portal, “III” es la planta y la letra “a” minúscula indica la posición de la vivienda en esa planta. 

1000 CA es el código postal. Sin embargo, te sorprendería la frecuencia con la que las empresas y los sistemas identifican esas dos letras como un código, por ejemplo de un estado. ¿Ámsterdam? ¿En California? Como ves, es fácil que induzca a error.  

Esta dirección parece fácil de interpretar. Se trata de una dirección bien formateada y bien escrita. Sin embargo, en la práctica las cosas son más complicadas, y pueden suponer todo un reto tanto para los sistemas como para el razonamiento humano. Ahora solo falta sumarle faltas de ortografía, modificaciones en la estructura, abreviaciones, puntuación, signos diacríticos, omisiones en los datos, el uso de endónimos y exónimos, así como variantes en idiomas locales e internacionales… y tenemos un cóctel explosivo.   

La lista de ejemplos es infinita. Tenemos:

  • Edificios con más de una dirección
  • Edificios con más de un número
  • Edificios con una dirección que incluye el nombre de una calle distinta a la calle donde están situados
  • Dos edificios contiguos con el mismo número debido a una delimitación municipal
  • Números que son o contienen fracciones de número, que son inferiores a uno, que son iguales a cero ¡e incluso inferiores a cero! 

Los números de los edificios pueden llegar a ser muy altos y, cuando esto ocurre, es fácil confundirlos con códigos postales numéricos. A veces no siguen un orden aparente, por lo que resulta difícil identificarlos. 

Hay calles que solo constan de palabras que suelen usarse para designar tipos de calles, por ejemplo “Avenue Road”. O incluso poblaciones que se llaman como tipos de calles, como la localidad “Street”, de Somerset, en el Reino Unido. 

Los nombres de calles y poblaciones pueden ser cortísimos. El pueblo con el nombre más corto de España se llama Ea y está situado en Vizcaya. También hay nombres larguísimos, como la localidad Gargantilla del Lozoya y Pinilla de Buitrago. ¿Cuántas bases de datos crees que cuentan con un campo suficientemente largo para un nombre como este? A menudo, las calles cambian de nombre a lo largo de su trazado, o no son contiguas. También hay denominaciones que pueden contener signos de puntuación, como “Westward Ho!”, o incluso diacríticos, que muchos sistemas no reconocen. 

Asimismo, también encontramos sistemas en los que se toma un punto determinado como referencia, y el nombre de la calle depende de la distancia y la orientación geográfica respecto a ese punto. Este sería el caso de Wisconsin y Salt Lake City, en Estados Unidos. O en otros casos depende de la distancia y la orientación geográfica respecto a una intersección, como en Quito, Ecuador. También existen sistemas por manzanas y portales, como en la ciudad alemana de Mannheim, o en Japón. Pocos sistemas están preparados para direcciones así: 

W124N8145 Hwy 145
MENOMONEE FALLS WI 53051

En un campo aparentemente tan árido, también se dan casos cómicos. La policía de South Yorkshire, por ejemplo, tiene una oficina situada en “Letsby Avenue”. Es como si una comisaría española estuviera en la “calle del Prófugo”. Y la persona que puso los nombres de “This Street”, “That Street” y “The Other Street” en Nueva Escocia, Canadá, ¡es evidente que no tenía muchas ganas de romperse la cabeza! 

¿Necesitas un especialista en direcciones?

Al adentrarnos en el mundo de las direcciones, es habitual subestimar su complejidad. Es posible gestionar y validar aproximadamente el 60 % de las direcciones de las 10 economías más influyentes del mundo. Pero a partir de ahí, las excepciones y las dificultades se multiplican exponencialmente. 

Las direcciones no son algo estático. Cambian. Incluso se reforman sistemas enteros, con más frecuencia de lo que pudieras imaginar. Los portales pueden cambiar de número, y las calles y las ciudades, de nombre. Los límites territoriales se reasignan, y los códigos postales se modifican.

Efectivamente, gestionar correctamente las direcciones no es tarea fácil, ¡pero no es imposible! Lo mejor es abordarlo como un proceso, y no como un proyecto. Para que estos esfuerzos fructifiquen, contar con los conocimientos adecuados resulta imprescindible. Puedes estudiar los sistemas de direcciones todos los días durante décadas, pero las idiosincrasias nuevas y exóticas nunca dejarán de sorprenderte. Por eso, querer adquirir todos estos conocimientos desde cero no es la opción más eficiente. 

La buena noticia es que no es necesario: nosotros nos hemos encargado de hacerlo por ti. 

Cómo funciona nuestra tecnología

Loqate te ofrece el software más avanzado que existe para capturar, verificar y enriquecer datos de direcciones globales y a gran escala. El estándar de Loqate en la verificación de direcciones internacionales brinda a las empresas de todos los sectores una precisión y una exactitud sin precedentes a la hora de tomar decisiones basadas en datos de localización, lo que se traduce en una experiencia de cliente óptima y contribuye a la prevención del fraude y a potenciar el comercio transfronterizo. 

¿Cómo? Con nuestros datos de referencia globales. Seleccionamos cuidadosamente los datos de direcciones a nivel de edificio más completos y precisos del mundo y los combinamos con multitud de fuentes de datos para ofrecer una vista única, coherente y fiable de una ubicación. Acto seguido, aplicamos nuestra tecnología, sin parangón en el sector, nuestra pericia humana, los conocimientos sobre cada región y la contextualización cultural para mejorar la precisión y la relevancia de los datos. 

Dicho de otra manera: somos expertos en direcciones, para que tú no tengas que serlo.

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